Concurso de Historias de Fantasía y Música "SPLINTERLANDS" | Semana 30 | "CORNEALUS" el ojo perdido del Gigante 👀

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Bienvenidos a la historia fantástica de @splinterlands sobre la carta "Cornealus".

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"CORNEALUS" el ojo perdido del Gigante 👀

En algún siglo de este mundo, cuando todo Splinterlands era uno solo, una gran batalla se había formado entre 3 gigantes que querían demostrar su fuerza. Ellos eran: Magnor, El Gigante Pacífico y Ettin Spearman.

Desde siempre se había especulado que los 3 tenían la misma fuerza, y esto les molestaba profundamente a ellos como una espina en el corazón. Entonces, decidieron reunirse y acabar ese mito de una vez por todas: con un trío de batalla.

El que cayese de primero sería el más débil, el que cayese de segundo sería el intermedio y el que estuviese de pie, sería el más fuerte. La batalla duro 200 años y medio, las personas decían que cada vez que pasaban cerca de las montañas se lograba escuchar los golpes de aquellos tres seres, como si inmensas rocas colisionaron entre sí. Aquello se volvió un monumento qué admirar.

Resultó pues, que todo salió como menos se esperaba. Dicha pelea solo forjó poco a poco un monstruo que pronto desataría su furia. En algunos de aquellos tantos golpes, los 3 se acertaron uno golpe para cada uno en el ojo derecho, haciendo expulsar aquellos tres ojos.

Peaceful Giant.pngMagnor.pngEttin Spearman.png
GIGANTE PACÍFICO
MAGNOR
ETTIN SPEARMAN

En ese momento comprendieron que los 3 tenían la misma fuerza y que nada iba a cambiar eso. Luego se derrumbaron en la tierra, después de 300 años, para dormir toda una noche. Al día siguiente se habían levantado y echo las pases, en señal de paz y amistad. Al ser gigantes, tenían poderes sobrenaturales y podían recuperar sus ojos derechos simplemente poniéndoselos encima. Cada uno agarró su ojo derecho y lo posó sobre el hueco... Menos Magnor, que no encontraba el suyo.

-De seguro rodó lejos por el golpe -comentó El Gigante Pacífico-, creo que se fue para aquellas montañas del sur.

Magnor, sintió que aquella parte de su cuerpo estaba muy lejos y decidió ir a buscarla. Los dejó ese mismo día y se encaminó. Pasaron días, semanas, meses y años y luego de tanto tiempo, al fin pudo encontrar su ojo perdido.

El gigante se impresionó, cuando en una noche en aquella llanura, bajo la luz de la luna, encontró a su ojo consumiendo a 10 humanos hasta absorberles la vida, con una sed que solo un monstruo tendría.

-¡Hey, ojo mío! Te necesito otra vez aquí -dijo el gigante mientras señalaba el hueco de su ojo derecho-. Así que ven rápido.

El ojo perdido, por su parte, no prestaba atención por más que el gigante le gritaba. Solo cuando terminó de devorar por completo a los humanos, volteó y le dijo:

-Tu ya no eres mi dueño, por años tuve que mirar que lo que querías y aprender muchas cosas buenas y malas. Ahora soy "Cornealus" y nadie puede mandar sobre mi.

El gigante, enfurecido, se abalanzó sobre el para obligarlo a entrar en su cavidad. Pero al instante fue noqueado por Cornealus, dejándolo inconsciente de un solo golpe.

-Fuiste un gran recipiente, pero no le diste valor a las partes de tus cuerpos porque simplemente podrías regenerarlas si las tenías. Ahora soy yo quien mando sobre ti... O quizás no, tu energía vital me ayudará a recuperar todo mi poder. Gracias por ser mi platillo principal.

Y con sus venas enrredó al gigante chupándole la sangre hasta dejarlo sin una gota. Lo absorbió y desintegró su carne y tejidos hasta solo quedar una maraña de carne seca, arrugada y sin forma. Cornealus ahora era mucho más fuerte, gracias aquel poder absorbido podía ver a millas y millas de dónde estaba. Así pudo encontrar que muy lejos había una aldea con varios gigantes, los cuales podía comer. Así que se abalanzó esa misma noche a la velocidad de luz.

A ese otro día, en aquella aldea solo quedaron los cadáveres de los gigantes que estaban reunidos allí. Cornealus, quién los había absorbido, era un Dios Supremo y había adquirido el poder de ver 100 días en el futuro. Luego de aquel festín, fue a una cueva deshabitada e hibernó 3 meses, para luego despertar con un hambre fugaz... Dicen que su platillo favorito son los gigantes.

Cornealus (1).png

¡Ay, de los que estén cerca cuando despierte!
Cornealus, el ojo perdido no dudará en comerte

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