My impression of Splinterland - Mi impresión sobre Splinterland

Si, debo reconocerlo, entré a Splinterland por el ánimo de lucro y pese a que previamente había visto tutoriales que decían que era un juego divertido, poca o ninguna diversión le veía a unas cartas dándose de golpes entre sí, sobre todo en una perspectiva 2d, cuando ya los mismos navegadores mueven juegos perfectamente en 3d. Aunque tengo que reconocerlo, un juego para ser divertido no requiere de gráficos 3d ni de última generación y confieso que me divertí más o menos con juegos como Candy Crush y a lo grande con Montezuma en Android. Online sólo jugué Need for Speed World para pc, un juego con mejor tecnología y exigencia de recursos pero las emociones que me dio son las mayores que he tenido con un videojuego.

No obstante, mi intención inicial con Splinterland prevaleció y entré al juego, en principio sin comprar el SpeedBook, lo haría luego, al ver cómo iba. La carencia de música en los menús me pareció muy poco feliz, aunque el diseño de las cartas se me antojó muy bien logrado. Y así, en el modo de práctica elegí un mazo de cartas y jugué mi primera partida. Admito nuevamente que ver las cartas batallando entre sí tampoco terminó por darme mucha motivación y mucho menos perdiendo a diestra y siniestra que es lo que va a pasar con las primeras partidas (eso sí, todas están animadas con música y efectos sonoros). Así estuve durante un rato hasta que por fin lo dejé.

Pero algo había quedado, una pequeña chispa me motivó para que al día siguiente entrara de nuevo, y aún sin el Speedbook jugué otro rato. Aunque en esta ocasión habré ganado una de diez partidas la motivación prevaleció para jugar unas dos veces más en los siguientes días hasta que ya podía ganar más batallas. En ese entonces recayó la actualización del juego en la que se eliminaban los dec en los cofres de nivel bronce (algo que entonces no entendía del todo) y había comentarios rodando sobre el asunto, pero aún quería invertir en el juego y me dije que sólo bastaba aprender a jugar lo suficiente para obtener el ansiado lucro. Poco a poco ganaba más partidas (según yo) y la necesidad de desbloquear las recompensas era una necesidad.

De manera que después de darme golpes y porrazos con el bendito keiychane para pagar (y economizarme el engorro proceso por Binance y sus añadidos) terminé por comprar el Libro de Hechizos, casi ni me molesté en ver las cartas que me facilitaba la compra puesto que eran las misma que venía utilizando sin el libro, pero el poder desbloquear las recompensas estaba fuera de serie. De ahí en adelante utilizaba unas horas en la noche para jugar puesto que el resto del día se lo dedico a Hive, pero la racha de batallas perdidas se impuso y aquí si me desmotivé un poco y a punto estuve a dar por perdida la inversión, pero la jugabilidad y el reto se imponían y regresaba a mi martirio. Pocos días después las cosas mejoraron, ganaba más batallas y hasta pasaba de la selección de novato a Bronce III, aunque por poco tiempo, pero era un logro. También comencé a ganar la misión del Quest y a la segunda me hice con mi primera carta.

Actualmente me mantengo por más tiempo en Bronce III (ni sueño con superarlo aún) y a veces la racha de pérdidas me devuelve al nivel novato pero sigo jugando. ¿Me he vuelto adicto? Puede decirse, siempre he sido así para cualquier juego que me parezca bueno. Y Splinterlan me parece un juego bueno, muy bueno de verdad, creo que los programadores supieron hacer un juego que mola por lo divertido y eso motiva a los jugadores, eso sí, debo hacer hincapié en esto, su jugabilidad sólo puede incitar a los jugadores más osados, que buscan desafíos reales y cualquier gamer en general podría caer en la frustración y quizás la pérdida de la inversión no sea un aliciente para continuar.

Y es que su sistema, implica conocer muy bien las propiedades de cada carta, tanto las de los invocadores, lo que ofrece a sus monstruos como las de monstruos en sí, el cómo atacan, como protegen, si refuerzan vida, armadura y otras cosas más, si acometen desde la segunda posición, al de la última fila, al que tenga menos vida, si atacan cuerpo a cuerpo, con magia y pare usted de contar, una temática que lo hace muy parecido al ajedrez, en el sentido de que en este último hay que saber cómo se mueven las fichas en el tablero y como atacan a las del oponente contrario. En fin, me parece que es un juegazo y que en efecto vale la pena invertir en él, pero solo si eres un jugador avezado. Claro que también puedes ingresar y jugar gratuitamente para ver si el juego es para ti.